Me duele
mi país, enfermo de pena.
Áridos
suelos regados con sangre,
dan
frutos con sabor a hierro y miedo.
Me duele
mi país, carente de inocencia.
Una
guerra entre niños soldados,
que
soltaron una mano, para tomar un arma.
Me duele
mi país, convaleciente de abandono.
Ni el
abrazo de la Sierra Madre nos salva,
ahora que
el enemigo ha nacido en su cuna.
Me duele
mi país, con su orgullo perforado.
No hay refugio
que proteja del chubasco de lágrimas,
o de la
lluvia de balas.
Me duele
México, el de Hidalgo, el de Juárez, el mío.
Sus armas
nacionales, antes cubiertas de gloria,
ahora
están expuestas al frío de la tragedia.
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